Skip to main content

En marzo del 2020, todos los alumnos de EE. UU. de repente tuvieron algo en común: se encontraron inmersos en un entorno virtual e inesperado de aprendizaje desde el hogar, mientras su país se enfrentaba a la rápida expansión del COVID-19. Pero ahí se acaba la similitud. Aunque todos los alumnos se veían obligados a estudiar desde casa, no todos tenían entornos ni vidas domésticas similares. Además, el acceso de los alumnos a la tecnología era desigual.

Quisimos recopilar algunas opiniones de los que están en las trincheras sobre cómo se han adaptado a la nueva situación de aprendizaje virtual o híbrido, y las medidas que están tomando para garantizar el acceso de los alumnos a la tecnología. No hace mucho, la Dra. Kim Oppelt, directora de Promoción y Comunidad de Class, dirigió una mesa redonda sobre el acceso a la educación en línea. En el debate participaron:

Cada uno de los miembros de nuestro panel representa diferentes distritos, y se ocupa de sistemas de diversos tamaños y demografía. Sin embargo, muchas de sus experiencias han sido similares, sobre todo en lo que respecta a aprender a trabajar con nuevas herramientas tecnológicas para hacer posible el aprendizaje virtual durante la pandemia.

captura de pantalla del seminario web sobre el acceso de los alumnos a la tecnología

Retos de la enseñanza a distancia

Podría decirse que todos los alumnos han sufrido en cierta medida el trastorno causado por la pandemia y el paso al aprendizaje híbrido o a distancia. Al principio, los distritos escolares se enfrentaron a retos como el de garantizar el acceso de los alumnos a la tecnología y a una conexión a internet que les permitiera aprender desde casa.

Los que más lo sufrieron han sido los alumnos de color y aquellos que proceden de entornos con bajos ingresos o de hogares con problemas. Debido a esta situación, hay una mayor preocupación por garantizar el acceso equitativo a la tecnología de la educación, tanto ahora como en el futuro, y se ha promovido una mayor concienciación sobre los retos a los que se enfrentan muchas familias.

El hecho de que hubiera alumnos sin acceso a internet fue un gran obstáculo. Durante el debate, McGuire señaló que, al principio de la pandemia, más de 110.000 de los 355.000 estudiantes del distrito no tenían conexión a internet. Esto planteaba un desafío inmediato y una necesidad crítica. En el distrito se trabajó rápidamente para resolver la situación ofreciendo puntos de conexión a los alumnos a través de un esfuerzo de colaboración entre el sistema escolar y la comunidad. «Ha sido difícil, pero definitivamente se está avanzando en la dirección correcta», afirma.

Walker señaló que el acceso de los alumnos al aprendizaje en línea consistía en algo más que tener acceso a internet. Por ejemplo, en muchos hogares, había varias personas que estudiaban o trabajaban desde casa al mismo tiempo, lo que afectaba el rendimiento de la conexión a internet.  

La curva de aprendizaje fue muy pronunciada al principio, tanto para los alumnos como para los profesores, pero estos y otros sistemas escolares lograron superar los obstáculos rápidamente. Durante el proceso, todos aprendieron mucho.

Acceso de los alumnos a la tecnología: lecciones aprendidas

«Una de las cosas que he aprendido en todo este proceso es a bajar el ritmo y escuchar», explicó Walker. «Escuchar a los alumnos. Escuchar a las familias. Si les hacemos las preguntas adecuadas, nos darán las respuestas que necesitamos. Luego, es nuestro deber averiguar cómo hacerles llegar esa información a todos ellos».

Esa escucha y ese aprendizaje no estaban totalmente relacionados con la docencia. Los sistemas escolares también se han puesto en contacto con las familias para conocer su situación. En Mineápolis, relata Walker, esto ha supuesto algo tan sencillo como «contactar con los alumnos, llamar a sus familias y hablar con ellos sobre cómo les va, qué están haciendo para mantenerse activos o cómo hacen para encontrar algo de espacio. Es un proceso que requiere de nuestra voluntad y compromiso».

Los sistemas también han aprendido a adaptarse y a sentirse cómodos con la ambigüedad y la incertidumbre de cara al futuro.

Tal como lo afirmó Flama: «Una de las cosas que hemos aprendido es que podemos ser ágiles». En pocos meses el sistema escolar puso en marcha una iniciativa de préstamo de computadoras portátiles. Sin embargo, Flama admite que «el mero hecho de que los alumnos cuenten con la tecnología necesaria no implica que sus necesidades específicas estén cubiertas». Según ella, ese ha sido el verdadero reto.

Para responder a la crisis, los sistemas escolares han aunado esfuerzos junto con las comunidades y otras entidades colaboradoras para cubrir las necesidades de los alumnos sin acceso a la tecnología.

«Algunos socios venían a ofrecernos su ayuda», comentó McGuire. En el caso de su distrito escolar, esto ha supuesto una asociación con las emisoras de televisión locales, que han ofrecido concederles tiempo de aire para impartir algunas de sus clases. «Reciclamos mucho material que ya teníamos y lo preparamos para emitirlo en televisión» comenta. Un canal ofrecía la información íntegramente en español. Según explicó, estas y otras colaboraciones han sido muy importantes.  

Cuando miran al futuro, estos gestores esperan que llegue el momento de volver a las clases totalmente presenciales, pero también reconocen el valor que tendrá para ellos el aprendizaje a distancia, el cual solo ha sido posible gracias a la tecnología. Concretamente, reconocen el papel que jugará la tecnología en la formación de los profesores y otro tipo de personal.

dos hermanos con acceso a la tecnología

Una mirada al futuro

«Me encantaría que tuviéramos algunos días al año en los que trabajáramos completamente en línea», comentó McGuire. «Sería una buena idea para que todos se acostumbraran a las tecnologías, a cumplir con su cometido, a seguir invirtiendo en su desarrollo profesional para poder desenvolverse mejor en este entorno».

Han recorrido un largo camino durante el último año y están orgullosos de los logros alcanzados.

«Estoy realmente orgulloso de que seamos capaces de lograr cambios importantes —que espero que sean para toda la vida— gracias a lo que hemos aprendido este año», comentó Slama.

«Ojalá encontremos la manera de que los alumnos no pierdan ni una clase, aunque no puedan asistir a la escuela», dijo Walker. «¿Cómo utilizamos la tecnología que tenemos para asegurarnos de que los alumnos siguen aprendiendo y de que están conectados con sus profesores y reciben sus clases cada día?».

Ahí es donde las herramientas como Class entran en juego: este recurso ha demostrado ser primordial para centros educativos de todo tipo y alumnos de todos los niveles.

las tutorías en Class aprovechan el acceso de los alumnos a la tecnología

Vislumbrar un futuro con Class

Cuando los alumnos pasaron a las clases en línea, la docencia se hizo más difícil. Incluso cosas tan sencillas como pasar lista, hacer un cuestionario o trabajar por grupos se convirtieron en un reto tanto para los profesores como para los alumnos. Class ha analizado a fondo las típicas desventajas del aprendizaje en línea y ha encontrado formas para que el aula virtual sea más interactiva, más participativa y que atienda mejor las necesidades del alumnado. Ha reunido las mejores características del aula y las ha integrado en Zoom: una tecnología que, en cierto modo, ya era conocida para alumnos y profesores.

En este proceso, y durante el último año, hemos reflexionado largo y tendido sobre lo que deparará el futuro del aula virtual. Y, en concreto, hemos pensado en cómo el entorno virtual y el acceso de los alumnos a la tecnología repercuten sobre la igualdad, tanto dentro de la escuela como fuera de ella.  

Si desea conocer más sobre las perspectivas de McGuire, Slama y Walker, puede escuchar el seminario web. 

Vea nuestro último seminario web sobre igualdad y accesibilidad.